Divinidad

La divinidad no se está tranquila, sino que sus potencias obran sin tregua y luchan amorosamente, se mueven y combaten, como sucede con dos criaturas que juegan amándose una a otra y se abrazan, y se estrechan; a veces una es vecida, a veces la otra, pero el vencedor se detiene enseguida y deja que la otra vuelva a su juego. Jacob Boehme.

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