Dolor

Mi juventud fue sólo tenebrosa tormenta, por rutilantes soles cruzada acá y allá; relámpagos y lluvias la hicieron tan violenta, que en mi jardín hay pocos frutos dorados ya. ¿Quién sabe si las flores nuevas que en sueño anhelo hallarán como playas en el regado suelo el místico alimento que les diera vigor? -¡Dolor!, ¡dolor! ¡El Tiempo, ay, devora la vida, y el oscuro Enemigo que roe nuestro interior con nuestra propia sangre crece y se consolida!

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