Adios a la soledad


Lamento que esta breve inspiración sólo aparezca cuando estoy melacólico. ¡Oh amada mía, mi fiel compañera, gracias por arroparme esta noche!. La soledad intentaba envolverme de nuevo con su pálido rostro. Por suerte, llegaste para salvarme. Al menos, sé que esta noche no dormiré sólo. Sé que me arroparás con tus dulces brazos, como la madre que arropa a su hijo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario